Hablar con Bea son risas, cavilaciones, una metáfora de la vida. Y es que su forma de analizar y contemplar aquello que la rodea suele conducir al espectador a un final sorprendente y, a menudo, muy guasón.
El mundo visto a través de sus ojos es desenfadado y muy profundo al mismo tiempo, un tobogán de ponderaciones inesperadas que se siguen las unas a las otras. Los acontecimientos más cotidianos son objeto de reflexión para esta artista que, al despertar por la mañana, consulta “el Google Maps de las rutas de la cafeína” para calcular cuál será el vehículo que la transporte ese día a “la ciudad de los despiertos”: ¿el té o el café?
Los dibujos de Bea Salas acompañan historias que te harán pensar en lo poco simple que es la sencillez.